Un vestuario con lockers, bancos y duchas iluminados a la luz de tubos fluorescentes es el escenario en que se desarrolla Vestuario de hombres, una obra escrita y dirigida por Javier Daulte que, junto con la obra Vestuario de mujeres, conforman el Proyecto Vestuarios. En ambos casos, un equipo argentino de Almagro viaja a Hungría para participar de la instancia final del Campeonato Mundial de Lacrosse (un juego real, aunque suene a inventado). Lo que se despliega en el vestuario es la situación previa y la posterior al partido a través de una acción dinámica que por momentos se fragmenta para luego volver a integrarse y el uso del espacio escénico.
Respetando la lógica grupal de un equipo deportivo, en el vestuario de hombres no hay un protagonista central: la trama está compuesta por pequeñas subtramas que se construyen con los aportes de los once jugadores. En varias ocasiones resulta difícil contener la risa, dada por una empatía que por momentos da lugar al rechazo. El final es oscuro y, si se quiere, hasta triste. ¿Cómo se llega a la tragedia? Por esta sumatoria de pequeños conflictos, donde cada uno de los personajes va aportando pequeñas dosis que, sumadas entre sí, conducen a una sobredosis. En esta intimidad entre colegas del mismo sexo salen a relucir temas como la homofobia, la competitividad, el compañerismo, la serruchada de piso, entre otros. Si hubiera que elegir uno, el conflicto principal de la obra estaría dado por el consumo de una droga que los hace jugar mejor (de aspecto y uso similar a la cocaína) y su posible penalización.
Tal vez la mayor debilidad sea justamente en los momentos de llanto. “Boys don´t cry”, dice la canción. Algo de cierto hay, porque a estos muchachos tanto no les sale. Otro momento dudoso, contrapuesto al llanto, es el que exhibe un derroche de testosterona, virilidad y violencia. Por el contrario, el mayor acierto tiene que ver con los episodios más bajos a nivel dramático. Es allí donde uno se siente voyeurista de una escena cotidiana: hablan todos al mismo tiempo y mucho no se entiende qué pasa. Allí el espectador forma parte de su intimidad, a menudo abrumadora ya que sus cuerpos se pasean, desnudos y reales, casi al alcance de la mano.
Ficha técnico-artística
Dramaturgia & Dirección General: Javier Daulte
Asistencia de Dramaturgia & Director Adjunto: Héctor Díaz
Asistencia de Dirección: Leandro Orellano, Ezequiel Peleteiro
Producción Ejecutiva: Sebastián Polito
Vestuario: Mariana Polski
Escenografía: Alicia Leloutre
Iluminación: Gonzalo Córdova
Asesoramiento en Danza: Luciana Acuña
Elenco: Joaquín Berthold, Federico Buso, Julián Calviño, Gerardo Chendo, Héctor Díaz, Juan Grandinetti, Walter Jakob, Javier Niklison, Marcelo Pozzi, William Prociuk, Ezequiel Rodríguez
ESPACIO CALLEJÓN
Humahuaca 3759 CABA
Reservas 4862-1167
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