Sólo vine a ver el jardín



Agua para Alejandra. Dirigida por Florencia Bethold.
(sobre Diarios de Alejandra Pizarnik)

x Martín Villagarcía

A 40 años de su fallecimiento, el espíritu de Alejandra Pizarnik vuelve a ser invocado de entre los muertos para dar cuerpo a la celebración de su poética. La obra de teatro Agua para Alejandra se suma a los festejos y propone una perspectiva y un punto de fuga distinto.

Hay una larga trayectoria teatral en torno a los textos de Pizarnik, donde quizás uno de los más visitados sea Los poseídos entre lilas, su único trabajo dramatúrgico. Entre sus incontables representaciones, probablemente sea la de Peter Pank la que logró asir mejor el texto, sus personas y su humor (sin mencionar que fue una de las pocas puestas que tomaron la obra en su integridad y no fragmentos). Por otro lado, están las obras que eligieron trabajar con sus poemas. En este caso es imposible olvidar el trabajo dirigido por Natalia Lagarreta e interpretado por Sara Calla y Marina Victoria sobre “Extracción de la piedra de locura” (el poema en prosa que cierra el libro del mismo nombre). 

Agua para Alejandra, a diferencia de estos casos, elige trabajar sobre un terreno aún no tan visitado que son los Diarios. Editados y seleccionados por Ana Becciú, conforman la última arista que quedaba por descubrir de la obra de Pizarnik. Si bien a primera vista la elección de un texto perteneciente a este género literario puede resultar problemático para el trabajo interpretativo, no hay que olvidar que el objetivo de Alejandra era fusionar la vida con la poesía. De esta manera, sus diarios (el raconto de su vida) no son otra cosa que un espacio más donde desplegar el mismo yo poético que guía su trabajo. 

El elenco de la obra está conformado por cuatro actores (Agustina Montiel, Lucila Németh, Micaela García, Nicolás Deppetre) que inerpretan distintas facetas de la voz de Alejandra. O mejor dicho, interpretan las distintas voces por las que Alejandra es hablada. De esta manera, se produce un efecto de esquizofrenia extrema, donde el sujeto está estallado y no tiene forma de recomponerse. En estas condiciones, cada palabra es, como dijo T. S. Elliot en uno de los poemas favoritos de Pizarnik, “el intento por recuperar lo que ha sido perdido y encontrado y perdido una y otra vez”. El espacio utilizado, conformado por cuartos de baño, ventanas diminutas y escaleras que no llevan a ningún lado, otorga la claustrofobia necesaria para encerrar a esas cuatro voces y franquearles toda posibilidad de salida.

Ficha técnico artística
Dramaturgia y Dirección: Florencia Bethold.
Iluminación: Juan Fernández Gebauer.
Utilería y Vestuario: Ezequiel Galeano.
Música: Iván Espeche.
Elenco: Agustina Montiel, Lucila Németh, Micaela García, Nicolás Deppetre.
Teatro: El Grito – Costa Rica 5459
Funciones: Viernes 21:30 Hs
Entradas: $50 y $35

Una noche para el amor

Quiero pasar una tarde con Franco. Escrita y dirigida por Martín Marcou.

x Martín Villagarcía


Por tercer año consecutivo, luego de dos exitosas temporadas, Martín Marcou vuelve a presentar Quiero pasar una tarde con Franco. La obra se estrenó en 2010, momentos antes de la sanción de la ley de matrimonio igualitario y, en el presente 2012, vuelve a dialogar con la realidad política y la ley de identidad de género. 
 
Quiero pasar una tarde con Franco es una obra sobre la identidad y las formas que encontramos de vivir juntos. La trama responde a una comedia de situación: Valentino (Marco Gianoli) invita a Franco (Gabriel Zuccarini) a merendar en agradecimiento por haberlo socorrido después de un robo. El encuentro casual se transforma en cita, pero se ve interrumpido por la familia de Valentino, que miembro por miembro va llegando al salón comedor para aguar la (posible) fiesta. Las identidades de cada uno de los personajes están construidas desde el estereotipo: Por un lado, Franco es un profesor de Letras intelectual, culto, miembro de una agrupación y con preocupaciones políticas. Por el otro, Valentino es un chico joven y superficial. En una suerte de relectura de El beso de la mujer araña de Manuel Puig, los dos personajes enfrentan sus diferencias y lenguajes, merienda de por medio, con el fin de lograr un encuentro.

La familia de Valentino también está construida desde el lugar del estereotipo: la madre fálica con presencia fuerte (Puchi Labaronnie), la hermana con retraso mental (Rosario Sabarrena), el primo loca (Pedro Luis Aggollia) y el hermano chongo (Eugenio Davide). Todos ellos forman una caricatura de la familia de clase media y sus parlamentos tienen que ver con ese universo: la inseguridad, el machismo, etc. En consonancia con la ley de matrimonio igualitario, lo que la obra pone en debate es la familia como forma de vida, especialmente aquellas que escapan a la norma, como es este caso. Es en la vacilación de aceptar la homosexualidad del hijo donde se tensa el problema de la identidad, algo que se hace extensivo al contrapunto de Franco y Valentino, que tienen más de una diferencia que superar.
Cabe destacar el excelente empleo del humor, especialmente en el personaje de la madre. El trabajo de Marcela Groppa remite felizmente a las mujeres interpretadas por Alejandro Urdapilleta en los números que hacía con Humberto Tortonesse y Batato Barea en Parakultural y el programa de Antonio Gasalla.


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Martín Marcou
Actúan: Pedro Luis Aggollia, Eugenio Davide, Marco Gianoli, Puchi Labaronnie, Gabriel Zuccarini, Rosario Sabarrena
Vestuario: Eleonora Boffi
Escenografía: Ana Paula Fort Caneda
Maquillaje: María Sol Osimi
Diseño de luces: Ariel Campos
Realización de escenografia: Esteban Fort Caneda
Fotografía: Leandro Martínez
Diseño gráfico: Vanina Moreno
Asistencia de vestuario: María Cecilia Jazmín
Asistencia general: Valeria Actis, Ana Rossi
Asistencia de dirección: Ariel Campos
Prensa: Mariano Casas Di Nardo
Producción: Checha Amorosi
Coreografía: Aymará Abramovich
Dirección: Martín Marcou
Web: http://quieropasarunatardeconfranco.blogspot.com/
MULTIESPACIO LOS ANGELES
Corrientes 1764 , Capital Federal Teléfonos: 4372-2405
Sábado - 23:00 hs

Sangre de amor correspondido


 

Michel. Basada en un cuento de Marco Denevi. Dirigida por Mariela Castro Balboa.


X Martín Villagarcía


Siempre es difícil traducir una obra literaria al lenguaje teatral. Para citar lo que dice Robert Frost sobre la poesía, hay algo que se pierde en la traducción. Sin embargo, Michel resuelve este problema de manera exitosa. Basada en el cuento homónimo de Marco Denevi y dirigida por Mariela Castro Balboa, la obra recae enteramente en la interpretación unipersonal de Patricio Ruiz. Es así como el monólogo que es el cuento se vuelve tridimensional gracias al trabajo del actor. 
 
Michel pone en escena una serie de debates sumamente pertinentes para lo que se podría considerar una historia de la vida privada y pública de la homosexualidad en la Argentina, que encuentra su momento de entropía en el período que va de la década del 60 al 70. Michel, el personaje, es un hijo de inmigrantes (madre italiana, padre ausente), que se crió viendo películas de la era dorada de Hollywood en el cine y trabaja en un bar para invertidos (para usar un término de la época) llamado Le Matelot, a donde llega de la mano de quien se presume que es su amante, Freddy. Su soledad se acaba el día que llega a visitarlo a su trabajo la reencarnación rioplatense de Buster Crabbe, el chongo sugar daddy que esperó toda su vida. 
 
Todo en la vida de Michel tiene que ver con los problemas de la vida homosexual de antaño: desde el imaginario configurado por el cine como vía de escape y evasión de una realidad hostil (uno de los tantos elementos que remiten a Manuel Puig en la obra), hasta su identidad (Michel, claramente, no es su nombre), pasando por su oficio como bartender en un bar donde todo se maneja con códigos por temor a las represalias de los militares. Como anuncia el propio Michel, la obra transcurre en aquellos días “de corridas y de razias”. 
 
Si bien el escenario no aporta demasiado, el trabajo de Patricio Ruiz supera todas las adversidades y su interpretación resulta cautivadora, manteniendo al espectador en vilo a la espera de la resolución final. Cabe destacar también los efectos de luces, que elaboran los distintos climas por los que pasa el relato en conjunto con el actor. 

 
FOTO de Nicolás Deshusse

Ficha técnico artística
Dramaturgia: Mariela Castro Balboa
Intérpretes: Patricio Ruiz
Vestuario: Loana Javiera Junco
Diseño de escenografía: Gina Michienzi, Juan Pablo Solito
Diseño de luces: Victor Ghidoli
Realización de escenografia: Gina Michienzi, Juan Pablo Solito
Fotografía: Nicolás Deshusse
Diseño gráfico: Nicolás Deshusse
Dirección: Mariela Castro Balboa
Web: http://www.obramichel.blogspot.com
VERA VERA TEATRO
Vera 108 - Capital Federal - Buenos Aires
Teléfonos: 4854-3655
Web: http://www.veraverateatro.blogspot.com
Entrada: $ 40,00 - Jueves - 22:00 hs