Relámpagos de lo invisible



La Tempestad de William Shakespeare. Dirigida por Gabriela Biebel y Andrés Sahade

x Martín Villagarcía

Gabriela Biebel y Andrés Sahade presentan, en el marco del Taller de Montaje Autogestivo, una nueva versión de La tempestad de Shakespeare en clave clown. La obra conserva el espíritu del dramaturgo inglés, al mismo tiempo que lo pervierte y profana, en un gesto similar al de Marcel Duchamp al dibujarle el bigote a La Gioconda.

La historia es esencialmente la misma que todos conocemos. Próspero (Javier Nichela), exiliado por la fuerza de Milán junto a su hija Miranda (Tamara Cuesta), queda junto a ella a la deriva de la civilización en una isla remota. Desde allí conjura la tempestad que trae a sus nuevos dominios el barco cuya tripulación consiste en Renata (Lara Castro), la reina de Nápoles; su hijo, Fernando (Gonzalo Amor); Benedicta, su hermana (Camila Cruz); su bufón, Urania (Mercedes Najman); su cocinera, Aurelia (Sara Calla); y, por último, Úrsula (Mora Montemurro), la hermana traidora de Próspero. A partir de entonces, se sucede toda una serie de enredos que produce el choque entre dos mundos y, esencialmente, dos formas de vida muy distintas.

La tempestad se abre con una inmersión en la oscuridad total de la sala, interrumpida brevemente por destellos de luz que otorgan momentáneamente la voz a los diferentes personajes para sentar precedentes sobre sí mismos. La vuelta a la luz produce el efecto de la caída en el sueño, no sólo del espectador, sino de los mismos personajes que naufragan. De la misma manera que Alicia en el país de las maravillas o los hermanos Darling de Peter Pan en el país de Nunca Jamás, se internan en una tierra desconocida habitada por criaturas fantásticas.

La estética de la obra remite a los musicales de Hollywood de principios del siglo XX, puestos en práctica, además, por cada una de las canciones interpretadas. Por otro lado, el maquillaje y el vestuario responden al arte del cine expresionista. Aurelia (Sara Calla), la cocinera, es quien mejor sostiene este rasgo, acentuado por una interpretación absolutamente clownesca de su personaje, de la misma manera que Calibán (interpretado por Andrés Shade) ofrece la interpretación más grotesca y monstruosa, acorde a su personaje, el esclavo de la isla.

La relectura que hacen Sahade y Biebel en su adaptación de La tempestad pone el acento en elementos que la obra original conserva como alegóricos. La isla a la que todos van a parar no es otra cosa que América, las Indias, y lo que se pone en escena es su descubrimiento, conquista y subsiguiente sistema de colonialismo, especialmente en la domesticación de los habitantes de la isla, como Fortunata (Gabriela Goldenberg) y sus secuaces (Soledad Cardigni y Anita Conde). Por último, la mirada torcida con la que se encara el proyecto hace del sexo el horizonte de todos los personajes, especialmente del triángulo que forman Miranda, Fernando y Calibán.

Ficha técnico artística
Autoría: William Shakespeare
Adaptación: Andrés Sahade
Traducción: Marcelo Cohen, Graciela Speranza
Actuan: Gonzalo Amor, Sara Calla, Soledad Cardigni, Laura Castro, Anita Conde, Camila Cruz, Tamara Cuesta, Gabriela Goldenberg, Mora Montemurro, Mercedes Najman, Javier Nichela, Andrés Sahade
Vestuario: Tamara Cuesta
Escenografía: Camila Cruz
Maquillaje: Lisandro Outeda
Diseño de luces: Paula Fraga
Música original: Gabriela Goldenberg
Operación de luces: Sebastián Francia
Operación de sonido: Cristian Dietz
Fotografía: Sergio Ballarini
Entrenamiento en danza: Lucía Pochat
Coordinación de producción: Anita Conde, Mora Montemurro
Supervisión: Daniel Casablanca
Dirección: Gabriela Biebel, Andrés Sahade

CENTRO CULTURAL RICARDO ROJAS
Av. Corrientes 2038
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4954-5521 / 4954-5523 / 4954-5524
Web: http://www.rojas.uba.ar
Entrada: $ 20,00 - Jueves - 21:00 hs - 31/03/2011

Una burguesía para la nación



Ala de criados. Escrita y dirigida por Mauricio Kartún.

x Martín Villagarcía


En Ala de criados Mauricio Kartún vuelve una vez más sobre los albores de la modernidad argentina explorada en El niño argentino, esta vez haciendo foco en la infame semana trágica de enero de 1919. Con una puesta en escena austera, que consiste en una roca de playa gigante con un poco de arena a su alrededor, lo que queda puesto en primer plano de inmediato es el texto, mediatizado por los actores.

Tatana (Laura López Moyano) y sus primos Pancho (Rodrigo González Garillo) y Emilito (Esteban Bigliardi), provenientes de una familia pudiente y burguesa de la clase alta argentina, se encuentran de vacaciones en la playa marplatense, ajenos a la revuelta en un club de tiro, donde despliegan en todo su esplendor el aburrimiento de la aristocracia, que apenas los deja levantarse del cansancio que les produce hacer nada. Esto es así hasta que llega el cuarto en discordia, Pedro (Alberto Ajaka), un empleado del club que se define por su diferencia. No tiene ni los modales, ni el vocabulario, ni las costumbres, ni la moral de los primos Guerra. Esta completa otredad no hace sino seducir a los tres, que encuentran en él un amante y, al mismo tiempo, la vía para rendir tributo al Tata (el abuelo, el pater familias del clan Guerra), haciendo patria y matando bolcheviques, en un arrebato digno de Alex DeLarge y sus drugos en La naranja mecánica.

Cada escena de la obra coincide con un momento de vida registrado por Tatana en su diario, puesto que Ala de criados está tejida por el racconto que ella misma hace de aquellos días que quedaron en el pasado (efecto subrayado por los pasajes musicales, que se escuchan como si provinieran de un lugar muy lejano, en el espacio y en el tiempo). Su discurso, plagado de gestos y alusiones literarias, remite inmediatamente a familias como los Ocampo, padrinos de la cultura de la clase alta argentina de principios del siglo XX. Además, la niña Tatana, al igual que la joven Victoria, también es una inadaptada que se rebela de su posición de mujer educada y sumisa, en pos de experimentar por fuera de su jaula de oro con actividades más tradicionalmente masculinas y convertirse en escritora.

Ala de criados es una muestra en miniatura del siglo XX argentino, inaugurado y clausurado por la irrupción de la violencia. Por un lado, se trata de una instantánea de los últimos tiempos del esplendor de la oligarquía argentina, en la medida en que Mar del Plata todavía conserva en la obra su estatus de sitio de retiro vacacional por excelencia de la alta burguesía, espacio que se pierde drásticamente luego del ascenso del Peronismo. Por otro lado, la semana trágica y la xenofobia que acarrea (sumada al antisemitismo) funcionan como alegorías de los desastres por venir y de una lucha de clases que recién comenzaba. El personaje de Pedro prefigura al reventado, aquel que no se identifica con ningún estrato o clase social, sino que más bien se inclina hacia el que más le conviene dependiendo de las circunstancias. Por último, los métodos de asesinato utilizados para deshacerse de los indeseables adelantan los modos de desaparición del último gobierno militar.


Ficha técnico artística
Autoría: Mauricio Kartun
Actuan: Alberto Ajaka, Esteban Bigliardi, Rodrigo González Garillo, Laura López Moyano
Vestuario: Gabriela A. Fernández
Escenografía: Graciela Galán
Iluminación: Alejandro Le Roux
Diseño sonoro: Guillermo Juhasz
Fotografía: Malena Figo, María Luz García
Asistencia de escenografía: Valeria Cook
Asistencia de vestuario: Julia Kovadloff
Asistencia técnica: Alan Darling
Asistencia de dirección: Gabriela A. Fernández
Prensa: Daniel Franco, Paula Simkin
Diseño de movimientos: Luciana Acuña
Dirección: Mauricio Kartun

TEATRO DEL PUEBLO
Av Roque Sáenz Peña 943
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Reservas: 4326-3606
Web: http://www.teatrodelpueblo.org.ar
Entrada: $ 50,00 - Domingo - 20:00 hs
Entrada: $ 50,00 - Viernes y Sábado - 21:00 hs

¿Cómo vivir juntos?


Todo
Escrita y dirigida por Rafael Spregelburd

X Martín Villagarcía

Con Todo, Rafael Spregelburd pone sobre el tapete los problemas de convivencia en tres contextos comunitarios particulares: la oficina, el comedor familiar navideño y la cocina en una noche lluviosa. Las tres situaciones implican diferentes tipos de relaciones entre los personajes y, por ende, distintos conflictos, narrados y/o comentados por la voz en off de uno de ellos.

En primer lugar está la oficina de registros, donde un grupo de trabajo se desempeña como puede ante el ataque de orden limpieza de uno de los empleados (Pablo Seijo). La tensión, generada por los deseos ocultos de unos (Mónica Raiola), los delirios de otros (Alberto Suárez) y la insolencia de la empleada más nueva (Andrea Garrote), llega al punto en que todo termina ardiendo en llamas, empezando por el dinero. Todo, mientras un pobre hombre (Rafael Spregelburd) es mandado de acá para allá para, preso de los laberintos de una burocracia digna de Kafka. En segundo lugar está el comedor familiar de la navidad del año pasado. La empleada con más antigüedad (Mónica Raiola) recuerda cómo todo se desmoronó en ese momento: la relación con su hijo, su ex marido (Pablo Seijo) y su compañero que le gusta (Alberto Suárez). Todo mientras su hermano (Rafael Spregelburd) intenta explicar por qué quemar libros de filosofía es arte y no un capricho, a la vez que su novia (Andrea Garrote) subvierte uno por uno los emblemas de la fiesta, desde el árbol hasta la picada de quesos. Por último, está la cocina de la casa de un escritor (Rafael Spregelburd), que sirve de refugio en una noche de lluvia para él y sus colegas (Mónica Raiola y Alberto Suárez). Sin embargo, rápidamente queda enfrentado a la obsesión de su mujer (Andrea Garrote) con su bebé enfermo y a la apatía del médico (Pablo Seijo). Todo mientras una voz en off establece un paralelismo con un desastre de dimensiones bíblicas al narrar la propagación de las siete plagas.

La narración en off produce un efecto literario en la obra, al mismo tiempo que genera un distanciamiento comparable con el del teatro épico de Brecht; efecto que se ve acentuado, por un lado, por el uso de utilería imaginaria durante la primera parte de la obra en la oficina y, por el otro, por la versatilidad de los actores, que interpretan diferentes personas de acuerdo con la situación. En este punto, Todo resulta comparable con el film Dogville (Lars Von Trier, 2003), en la medida en que en ambos casos se apela al recurso de la distancia y se presenta el problema de cómo vivir juntos en comunidad. En las tres situaciones es siempre el dinero el que provoca el choque de los personajes. La música, desesperante por momentos, ayuda a que todo lleve al estallido. Finalmente, la esquizofrenia del capitalismo acaba por ser deconstruida a través del fuego.


Ficha técnico artística
Autoría: Rafael Spregelburd
Actuan: Andrea Garrote, Monica Raiola, Pablo Seijo, Rafael Spregelburd, Alberto Suárez
Vestuario: Julieta Alvarez
Escenografía: Santiago Badillo
Iluminación: Santiago Badillo
Video: Agustín Mendilaharzu, Juan Schnitman, Alejo Varisto
Operación de luces: Fernando Chacoma
Fotografía: Nicolás Levín, Blu Mambor
Asistencia de escenografía: Ignacio Bozzolo
Asistencia de dirección: Ignacio Bozzolo, Lalo Rotaveria
Prensa: Walter Duche, Alejandro Zarate
Producción: Corina Cruciani
Dirección: Rafael Spregelburd

Web: http://www.teatrobeckett.com
BECKETT TEATRO
Guardia Vieja 3556
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Reservas: 48675185
Web: http://teatrobeckett.com/
Entrada: $ 40,00 - Viernes - 20:30 hs - Hasta el 30/07/2011
Entrada: $ 60,00 - Sábado - 20:00 hs - Hasta el 30/07/2011

En busca del tiempo perdido



El pasado es un animal grotesco. Escrita y dirigida por Mariano Pensotti.

x Martín Villagarcía

Con El pasado es un animal grotesco, Mariano Pensotti vuelve a sorprender con una propuesta teatral poco convencional. Montada sobre un dispositivo giratorio dividido en cuatro, la obra presenta cuatro historias independientes que se suceden la una a la otra sin parar. Todas ellas se expanden a lo largo de diez años, en el período que va de 1999 al 2009, poniendo de esta manera en abismo y en retrospectiva la década pasada.

Una de las historias es la de Mario (Juan Minujín). Enamorado de Dana (Pilar Gamboa) y sin saber qué hacer muy bien con su vida, intenta disfrutar su presente, pero sabe que el futuro se acerca y debe tomar decisiones con respecto al rumbo de su propia vida. Otra de las historias es la de Pablo (Javier Lorenzo), típico ejecutivo de oficina, que un día recibe por accidente o de casualidad un paquete con la mano de un muerto adentro. Este hecho le otorga un nuevo sentido a su vida, que será resolver ese misterio inexplicable. Otra historia es la de Laura (Julieta Vallina), que decide fugarse con su novio (Juan Minujín) de su pueblo natal con los ahorros que le robó a su padre rumbo a Francia. Una vez allí, se da cuenta de que el imaginario alimentado por el cine de la nouvelle vague y la literatura de la nouveau roman no coincide exactamente con la realidad. Por último está la historia de Vicky (Pilar Gamboa) que un día, revisando fotos de su padre, se da cuenta de que él tiene otra familia paralela con una hija de su misma edad. A partir de entonces se replantea su situación familiar y se embarca en un viaje de autodescubrimiento.

Las cuatro historias tienen cada una su protagonista, pero los actores cuentan con una versatilidad tal que pasan exitosamente de una a la otra, interpretando distintos personajes de acuerdo a la escena. Por otro lado, El pasado es un animal grotesco está narrada por la voz en off de los mismos actores, que se ocupan cada uno de una de las historias y de sus respectivos protagonistas. El efecto que esto produce es el de estar ante una obra literaria, de manera similar a lo que ocurre con la película Historias extraordinarias (2008) de Mariano Llinás. Al igual que la obra, el film cuenta las historias independientes de tres personajes distintos, narradas también por la voz en off de diferentes narradores omniscientes (cabe mencionar que uno de ellos es, casualmente, Juan Minujín). De alguna manera, de lo que se trata en ambos casos es de una apuesta por una forma de arte integral, en la que el soporte específico queda desestimado, en pos de incorporar recursos que le son ajenos; en este caso, la narración literaria. Por otra parte, la influencia del cine también está presente en la obra, lo cual no es raro teniendo en cuenta que Mariano Pensotti se desempeña también en ese campo. El tono de la obra, la elección de los personajes y la construcción de sus historias personales remite al nuevo cine argentino, en donde cobran protagonismo los relatos pequeños, mínimos, sobre los avatares de la vida de personajes pertenecientes a la clase media.

La extensión en el tiempo de las historias narradas en la obra pone en abismo la década pasada y coloca en contexto a los personajes, que se ven involucrados, directa o indirectamente, con hechos históricos que van desde la masificación de internet en el año 2000, hasta la crisis financiera mundial del 2008, pasando por la caída de las torres gemelas, los atentados del 2001, los conflictos en Medio Oriente, etc. No obstante, si hay algo que demuestra El pasado es un animal grotesco es que la historia nunca va de un extremo al otro directamente, sino que el azar rige la mayoría de los hechos, y que lo que empezó como un hecho casual puede desembocar en una tragedia.


Ficha técnico artística
Autoría: Mariano Pensotti
Actuan: Pilar Gamboa, Javier Lorenzo, Juan Minujín, Julieta Vallina
Vestuario: Mariana Tirantte
Escenografía: Mariana Tirantte
Iluminación: Matías Sendón
Música: Diego Vainer
Asistencia artística: Leandro Orellano
Dirección: Mariano Pensotti

TEATRO SARMIENTO
Av. Sarmiento 2715
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4808-9479
Entrada: $ 45,00 - Domingo, Viernes y Sábado - 21:00 hs - Hasta el 13/03/2011
Entrada: $ 25,00 - Jueves - 21:00 hs - Hasta el 13/03/2011

El amor en los tiempos del sida




Loco afán (sobre textos de Pedro Lemebel).
Dirigida por Gerardo Begérez

x Martín Villagarcía


Puede resultar complejo concebir la manera de adaptar un libro de crónicas a una puesta teatral. Por un lado, son géneros disímiles que apelan a formas de contar diferentes. Por el otro, el libro original de Pedro Lemebel está compuesto por crónicas que no tienen una continuidad narrativa. No obstante, Gerardo Begérez encuentra la manera de hacer esto posible.

La obra Loco afán está compuesta por una sucesión de cuadros en los que las anécdotas de las crónicas aparecen apropiadas por los personajes que las narran en primera persona, todas ellas travestis chilenas pertenecientes a la generación de los 80 e inicios de los 90. En principio se trata de monólogos, en los que se entabla un diálogo imaginario entre los actores y una segunda persona, ya sea un periodista que viene a investigar cómo son esas vidas, o el público en general. El tipo de monólogo es similar al que puede verse en la trasnoche de cualquier pub gay, y esto se puede considerar una revalorización de esta práctica; sin embargo, el texto de Lemebel y el clima de la obra en general la desestabilizan, la corren de lugar y la llevan a otro lado.

En todo caso, en su totalidad los personajes son hablados por el sida. El hilo conductor (tanto de la obra como del libro de Lemebel) es la conjunción de una serie de tres elementos: sida, travestismo y Latinoamérica. Es el caso de la prostituta compuesta por Marcelo Iglesias al comienzo, que cuenta sin pelos en la lengua cómo se ponen las tetas las travestis latinas, haciendo una demostración con su propio cuerpo. Marinero Miel encarna a una travesti que, como las que pueblan los cuentos de Naty Menstrual, ya está cansada de tanto andar sobre esos tacos chuecos y gastados, entregada al alcohol y con tanta mala suerte que se contagió el virus del HIV de la única persona con la que no se cuidó: un norteamericano. Este detalle no es casual, por detrás del texto hay una férrea militancia latinoamericana anti-Estados Unidos, que se puede ver también en el cuadro de Daniela Ruiz, en la que una loca fan de Liz Taylor escribe a su ídola una carta implorándole que le envíe una de las piedras preciosas de la corona de Cleopatra para conseguir el AZT necesario para vivir por unos meses más.

La muerte es una constante a lo largo de la obra, es la sombra que se proyecta sobre todos sus personajes, y la única manera de disiparla es por medio de la risa, el único remedio efectivo para calmar el dolor. Provistas de un humor ácido y negro azabache, estas travestis logran reírse de sí mismas, y la que mejor lo hace es la Camaleón, personificada por Hernán Torres Castaños. Aparte de someterse a sí misma a la risa, lo hace con el resto de sus compañeras, a las que bautiza nuevamente con nombres como “la yo-nó”, “la tacones lejanos”, “la sui-sida”, “la desapare-sida” o “la ven-sida”, entre muchos otros más. La obra se cierra con una escena en la que, como ocurre en Una visita inoportuna de Copi, uno de los personajes se encuentra al borde de la muerte y debe ser asistido por los demás. Si bien la risa prueba ser efectiva en el resto de la obra, en esta última escena la carcajada transita por la delgada línea que la separa del llanto hasta alcanzar la oscuridad del telón final.


Ficha técnico artística
Autoría: Pedro Lemebel
Concepción: Pedro Lemebel
Adaptación: Gerardo Begérez
Actuan: Marcelo Iglesias, Marinero Miel, Daniela Ruiz, Hernán Torres Castaños
Vestuario: Martín Sal
Diseño de espacio: Gerardo Begérez
Diseño de luces: Gerardo Begérez
Edición de sonido: Diego Neón
Musicalización: Marcelo Iglesias
Fotografía: Gastohn Barrios, Soledad Tejon
Asistencia de dirección: Marcelo Iglesias
Dirección: Gerardo Begérez

TEATRO LA COMEDIA
Rodriguez Peña 1062
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4815-5665 / 4812-4228
Web: http://www.lacomedia.com.ar
Entrada: $ 50,00 - Viernes - 23:00 hs - Hasta el 27/05/2011
Entrada: $ 50,00 - Sábado - 23:00 hs - Del 01/03/2011 al 27/05/2011