Brick



x Sol Echevarría


Hay algo del orden cíclico en Brick, ópera prima de la joven dramaturga Camila Fabbri. A lo largo de la obra, el tiempo no pareciera avanzar sino repetirse. Todo comienza cuando tres obreros de diferentes edades y rangos van llegando a un edificio en construcción en la mitad de la nada. Los tres personajes, aislados del mundo, toman una medicación para la memoria que, con el correr de los días, empieza a escasear. Las acciones se vuelven repetitivas, y se anula toda construcción posible.

La falta de trabajo, de control y de compañía hace que sus vínculos se tornen cada vez más confusos. Allí están los tres solos ya que su superior, como una suerte de Godot al que en verdad tampoco esperan, nunca aparece. De colegas pasan a ser compañeros, amigos, y algo más. Si bien el edificio nunca se construye, en cambio si se percibe la construcción de los vínculos. Y luego, en algún punto, su destrucción. Porque el tiempo lo destruye todo y ellos terminan tal como empezaron. Si un edificio es la suma de ladrillos apilados, uno tras otro, esto se vuelve imposible en la obra. No hay constancia, acumulación, ni tiempo lineal. Como una pared mal diagramada, todo se resquebraja en la obra.

Lo que queda siempre son los materiales y su potencialidad infinita. Así como la construcción queda siempre indefinida, sin avanzar, el tiempo también se estanca. Los días de Brick son como ladrillos que se apilan sin ningún sentido ni orden, trazando la arquitectura del caos.


Ficha técnico-artística
Dramatugia y Dirección: Camila Fabbri
Elenco: Mario Sala, Bruno Campos y Julián Infantino
Sábados 23hs.
Sala Granate – Álvarez Thomas 1529
Localidades: $35 (Estudiantes y jubilados $25)
Reservas: 4551-8068
http://www.espaciogranate.blogspot.com

Querido diario



El diario de Carmen, de Luis Cano

x Pablo Debussy

¿Hasta dónde un diario personal capta la realidad y hasta dónde la construye? ¿Cuánto hay en él de real y cuánto de subjetivo? ¿Cuál es el límite entre el fiel registro y la escritura del deseo? El diario de Carmen, la última obra dirigida por Luis Cano, propone estos interrogantes e indaga mundos interiores. No por nada el dispositivo escenográfico semeja un living, espacio signado por una amable domesticidad, entre sus luces cálidas, su confortable sillón de dos cuerpos, su empapelado florido y hasta una escudilla con el nombre de un gato llamado "Bianco" grabado en ella.

No es inocente que Carmen (Gaby Ferrero), desde su sillón, mire con disimulo al público cuando éste vaya ingresando a la sala para acomodarse en sus butacas. Lo mira con curiosidad y a la vez con algo de temor, refugiada entre las páginas de un cuaderno que pronto sabremos que es su diario personal. Y si no es inocente es porque hay en la obra, y en su protagonista, un miedo inconfesable al exterior, a algo sombrío y amenazador que no puede ser puesto en palabras. Hubo un accidente en la calle que involucró a un anciano, una ambulancia que se lo llevó y un gesto de espanto en la cara de ese hombre que ella no puede borrar de su memoria. Así, con indicios, con retazos, Carmen va contando su historia, pero los enigmas persisten. Juan, su acompañante (Mauricio Minetti) habla poco, pausadamente. Algo de misterio hay en él, un origen desconocido que él mismo ignora, y aunque pregunta con insistencia sobre su identidad, Carmen se niega a darle demasiada información. ¿Es Juan, acaso, un producto de la imaginación de Carmen? Cano ahorra certezas y construye su obra sobre una poética de lo incierto, desestabilizando al espectador que busca sentidos inmediatos. Algo no se dice, algo se escatima. ¿Qué pasó con Carmen? ¿Por qué no vuelve a salir? En ese afuera persisten, como evocaciones, el recuerdo del accidente, la hostilidad del hombre de la ambulancia que se llevó al anciano, la vecina arisca que parece soltar sus palabras como gruñidos.

La obra propone al espacio interior al modo de un refugio contra el afuera, aquel lugar del que una vez se supo y ya no se quiere saber. El empapelado florido, alegre tapiz de las paredes, encuentra su diseño repetido en el vestido de Carmen, como si hubiera un modo de simbiosis entre la dueña de casa y el espacio que habita, y al mismo tiempo la posibilidad de que todo lo que sucede ante los ojos del espectador sea una proyección de la subjetividad de la protagonista. No hay nada más allá de ese living; tras él está la inmensa negrura que recorta ese pequeño ámbito doméstico. El diario que Carmen escribe marca un perpetuo presente que vuelve a reiterarse incansablemente, que hace de la vida cotidiana un guión, una serie de indicaciones para ser obedecidas, con la tranquilidad de saber que siempre se las puede repetir, pero con la ligera incertidumbre de que tal vez la realidad no pase por allí, sino que acaso esté en alguna otra parte.



Ficha técnico artística
Autoría: Luis Cano
Dramaturgia: Luis Cano
Actúan: Gaby Ferrero, Mauricio Minetti
Vestuario: Lorena Ballestrero, Laura Rovito
Iluminación: Mariano Arrigoni
Diseño de espacio: Luis Cano
Realización escenográfica: Guillermo Manente, Vìctor Salvatore
Utilero: Lorena Ballestrero, Laura Rovito
Ilustrador: Laura Rovito
Asistencia de escenario: Diego Becker
Asistencia general: Micaela Picarelli
Coreografía: Luciana Acuña
Dirección vocal: Tian Brass
Dirección: Luis Cano
Duración: 60 minutos

Casa tomada



Seca de Lucas Lagré

x Martín Villagarcía


Seca es la ópera prima como director y dramaturgo de Lucas Lagré. La propuesta inicial guarda una gran similitud con el cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar: dos personajes, uno femenino y otro masculino, permanecen encerrados en una casa ante el avance de las masas enardecidas por la lucha de clases. Sin embargo, por fuera del lugar que habitan, el fenómeno está generalizado, la calle es un campo de batalla y la violencia y los destrozos remiten inmediatamente al 2001. De esta manera, Seca demuestra una vez más cómo esos días fatídicos de hace 10 años se convirtieron en un núcleo productor de relatos, al mismo tiempo que marcaron un antes y un después en la historia contemporánea del país. De alguna manera, es lo más cerca que estuvo la Argentina del imaginario cyberpunk (hoy ya retro-futurista).

El uso de una pareja compuesta por un personaje femenino (Julia, interpretada por Verónica Intile) y otro masculino (Javier, interpretado por Matías Marmorato), en el contexto del desastre generalizado, retoma el concepto del arca de Noé e instala la pregunta: ¿Cómo y para qué reproducirse? El problema en realidad está en que Javier insiste en permanecer por fuera de la sexualidad, borrando las marcas de género (y generando así una variación del lenguaje) y reprimiendo su deseo. Julia, al contrario, está desbordada por su deseo, algo que se puede ver no sólo en su agresividad sexual, sino también en su trastorno alimenticio.

A puerta cerrada, la otra pregunta que instala Seca es ¿cómo vivir juntos? Y la vuelta de tuerca la viene a dar Gustavo (Sergio Ballerini), el tercer personaje en discordia, que llega para quebrar el inestable orden que había ya entre Julia y Javier. Ambos dos tienen cada uno su objetivo para con él y viceversa. Juntos, descubren distintas formas de vivir el hambre, la desesperación y la pobreza.

La puesta es austera y tiene que ver con el conflicto en cuestión. Dentro de la casa lo único que quedó es alcohol, un juego de cartas, dos camas y una biblioteca, signo de clase por excelencia, aunque luego sea utilizada con otros fines prácticos. La iluminación es absolutamente climática y tiene un uso productivo para generar los momentos de reflexión y psicosis de los tres personajes.

La próxima función de Seca es el Domingo 13 de noviembre a las 20:30 hs en el marco del Festival de Teatro Emergente que se hace en el nuevo Abasto Social Club (Yatay 666). Las reservas pueden hacerse en abastosocialclub@fibertel.com.ar


Ficha técnico artística
Dramaturgia: Lucas Lagré
Actúan: Sergio Ballerini, Verónica Intile, Matías Marmorato
Voz en Off: Marcelo Acquaticci, Ariadna Asturzzi, Sebastián Duarte, Tulio Gómez de Álzaga, Marisa Pájaro, Marienn Perseo
Vestuario: Eneas Escalante
Escenografía: Eneas Escalante
Diseño de espacio: Eneas Escalante
Diseño de luces: Gaston Calvi
Diseño sonoro: Pilar Gallardo, Gastón Isola, Ezequiel Montenegro
Fotografía: Alejandro Ojeda
Diseño gráfico: Alejandro Ojeda
Asistencia de dirección: Sebastián Duarte
Producción ejecutiva: Cynthia García Calvo
Dirección: Lucas Lagré