Hécuba o el gineceo canino



x Martín Villagarcía y Sol Echevarría


En Hécuba o el gineceo canino, Emilio García Wehbi se para una vez más sobre un texto clásico (así como ya lo hizo con "El matadero" de Esteban Echeverría o Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll) para desbordarlo hasta el desquicio y volver a llenarlo de otra manera totalmente distinta.

En este caso se parte de Hécuba, de Eurípides, obra de la que apenas quedan rastros que permiten identificarla como tal. Los personajes quedan reducidos a dos, Hécuba (Maricel Alvarez) y el Coro (Horacio Marassi), a los que se suma un narrador en off (el mismo Emilio García Wehbi) y un poeta (Nicolás Prividera) que sube a escena a recitar un poema llamado “Bufido” que apela a la historia reciente (“El menemismo es como la polio; al que no lo mató, lo dejó paralizado” dice en un momento).

Como es usual en el trabajo de Wehbi, el objetivo de Hécuba o el gineceo canino es transgredir. Primero, el texto de Eurípides y, a través de él, toda la mitología griega, en la medida en que le da el poder al personaje de Hécuba de matar a sus propios hijos, anticipándose a su asesinato, y llevar a cabo una venganza ante quienes hubieran sido sus asesinos, cosa que no ocurre en ningún texto clásico. En segundo lugar, transgrede la distancia que hay entre la obra y el público, buscando provocarlo continuamente. Esto puede verse en la labor del Coro, que lleva a cabo acciones plásticamente impactantes, como por ejemplo embadurnarse de sangre y cubrirse de plumas. Hay una desacralización de la actitud del personaje del Coro, el cual se pinta como un payaso algo terrorífico mientras toma una cerveza Quilmes con una pizza Ugi´s. Este personaje se muestra lúdico y grotesco, burlándose de las voces ajenas y lo que ocurre en la tragedia. En contraposición a su distendimiento está la tensión del cuerpo de Hécuba. Sus monólogos la llevan siempre al límite de sus fuerzas físicas y mentales, de manera tal que empuja al borde también al público, volviendo intenso cada uno de sus gestos y palabras.

La puesta es mínima y no representa un espacio en el que transcurre la acción, sino que más bien ayuda a crear el ambiente inquietante de la obra. En la pared del fondo se proyectan imágenes o pequeñas secuencias de filmes. Los personajes tienen un vestuario sencillo: Hécuba en jean y remera blancos y el Coro en calzoncillos, pero ambos se van poniendo remeras con inscripciones tales como “Chronos” o “Lick my legs”. La obra es intensa, apela a diferentes sentidos a través de multimedia (desde películas en blanco y negro, hasta fotografías de niños llorando) y música (suena una versión de “King of Dogs” de Iggy Pop) que acompañan las palabras estremecedoras de Hécuba.


Ficha técnico artística
Autoría: Emilio García Wehbi
Sobre textos de: Eurípides
Actúan: Maricel Alvarez, Emilio García Wehbi, Horacio Marassi, Nicolas Prividera
Diseño de escenografía: Julieta Potenze
Diseño sonoro: Marcelo Martinez
Video: Santiago Brunatti
Música: Marcelo Martinez
Fotografía: Sebastián Arpesella
Diseño gráfico: Leandro Ibarra
Diseño de imagen: Santiago Brunatti
Asistencia de dirección: Julieta Potenze
Producción ejecutiva: Julieta Potenze
Productor asociado: Roberto Malkassian
Coreografía: Marina Sarmiento
Dirección: Emilio García Wehbi