Luisa



x Eugenio Ferreira



La enunciación del pasado se enciende, muchas veces, a través de la ausencia. Y es la huella la que indica un espacio que destella a través del diálogo entre los hombres que se narran entre sí lo que ha sucedido. En Luisa ese diálogo existe, pero es un diálogo alucinado por y en la ausencia. Es la ausencia la que funda el diálogo. Pero es alucinado porque las voces son íntimas y se expanden desde la conciencia perturbada de la única protagonista de la obra. Es Luisa la que habla con su madre muerta en la soledad de la habitación. Pero la cama vacía, la ausencia de su madre, no es la que funda aquí un diálogo que es monólogo, sino otra ausencia, la de su amado Agustín, que ha partido un día sin decir absolutamente nada. Ausencia en la ausencia.

Drama contemporáneo de una nueva Penélope que espera sin saber qué espera. No hay nada que esperar y, sin embargo, Luisa sigue esperando. Una esperanza infundada a partir de una desaparición injustificada. Su amado se ha ido como un fantasma. Pero los fantasmas aparecen un día, sin dar explicaciones y sin pedir permiso. No pueden detenerse, ni atraparse. También los fantasmas desaparecen como aparecen. Toda la vida de Luisa se muestra como una vida entre fantasmas y, por ello mismo, es fantasmática. La magnífica actuación de Luciana Monasterio le brinda al monólogo escrito por Daniel Veronese una densidad admirable que mantiene al espectador en un silencio perturbador. Historia repetida la de Luisa, que se insinúa como farsa pero que desaparece, ella misma, también, como un fantasma.


Ficha técnico-artística
Autoría: Daniel Veronese
Actuan: Luciana Monasterio
Fotografía: Emilse Rivera
Diseño gráfico: Dalmiro Zantleifer
Asistencia general: Florencia Suarez Bignoli
Prensa: Julia Laurent
Puesta en escena: Vanina Montes
Dirección: Vanina Montes

Viernes 21.30 horas en “El Gran Crespo”.
Ramírez de Velazco 1427. Entrada: $ 20