Despedida, hay que pasarla bien




x Mercedes Pardo


Bajo el lema “hay que pasarla bien”, cuatro ex compañeras de colegio, más la prima uruguaya desconocida que viajó especialmente para la celebración, se juntan a festejar una despedida de soltera. Botellas de cerveza sobre una mesa ratona, guirnaldas alusivas colgando de las paredes, globos que se inflan sin mucho esmero, juegos programados por la única que tuvo tiempo, y ganas, un disfraz erótico para la homenajeada, el show de un streeper y el milhojas uruguayo que trajo la prima desde sus tierras, son las primeras fichas que se juegan en esta obra, que, sin advertencia previa y con un humor sutil pero infalible, coloca bajo la lupa el presente enclenque de estas post-adolescentes.

Discusiones y situaciones disparatas ponen en relieve a cada uno de estos personajes que se nos van tornando cada vez más familiares a medida que pasan los actos: la amiga rockera de orientación sexual dudosa, la ponzoñosa que abocada por completo al trabajo intenta olvidarse de sus frustraciones, la amiga indecisa que recopila nuevas experiencias, que en forma de anécdotas, van a ser los ases bajo su manga cada vez que necesite ser el centro de atención, la prima que con su inocencia pueblerina termina siendo, sin sospecharlo, el blanco fácil, y por último la agasajada que mediante los juegos planteados a lo largo de la noche, esquiva preguntas maliciosas y propuestas indecentes dejando que en todo caso las respuestas vayan deslizándose hasta caer certeras sobre el escenario.



Ficha Técnico Artística
Actuán:
Lorena Azconvieta - Cinthia Cozzi - Carolina Guareschi - Ana Sancho - Guadalupe Bervih - Gerardo Porión.
Diseño de Luces:
Facundo Estol
Escenografía:
Mariano Francescutti
Diseño de vestuario:
Sol Ruiz Luparia
Asesoramiento coreográfico:
Laura Vazquez
Fotografía: Elena Novogrudsky
Diseño Gráfico: Pablo Sosa
Colaboración en Dirección: Alejandra Mazzeo
Prensa: Ezequiel Hara Duck
Comunicación Digital: Vivian García Hermosi
Dramaturgia y Dirección: Carolina Guareschi y Gimena Guardia


Teatro Anfitrión – Venezuela 3340
Funciones: Viernes 23:15hs.
Entrada: $40. Estudiantes y Jubilados: $30.
Reservas: 4931-2124

www.hayquepasarlabien.com.ar


El tiempo todo entero


(versión de El zoo de cristal, de Tenessee Williams)



x Sol Echevarría



La primera escena de El zoo de cristal, comienza cuando el protagonista vestido de marinero prende cigarrillo y le dice al público: “Como es una comedia de recuerdos, hay poca luz, es sentimental, no es realista. En la memoria, todo parece acontecer con música. Ello explica el violín que se oye, entre bastidores. Yo soy el narrador de la comedia y también uno de sus personajes. Los otros son mi madre Amanda, mi hermana Laura y un candidato matrimonial que aparece en las escenas finales”. A diferencia de esta obra, la versión de Romina Paula comienza sin preámbulos con la canción “No hay nada más difícil que vivir sin ti”, de Marco Antonio Solís, que Antonia (Pilar Gamboa) y su hermano (Esteban Bigliardi) bailan. Si El zoo de cristal cuenta el abandono del hermano, narrado desde su perspectiva como recuerdo, esta canción anticipa de alguna manera el viraje que hace la obra de Romina Paula respecto a Tenesse Williams: la que ahora narra y recuerda es ella. Esta canción se expande por el aire al principio y al final de la obra, cuando Antonia llora desconsolada tras enterarse de que su hermano se quiere ir a vivir a España.

Algunos conflictos y roles prevalecen pese a que no haya ni una sola línea en común con el original del dramaturgo norteamericano. También varios elementos aparecen de manera trastocada. Por ejemplo, el personaje de la hermana no hace taquigrafía sino que teclea en la computadora. Las piezas de cristal son reemplazadas por miniaturas de plástico y una rana títere. El cuadro del padre que cuelga de la pared es el retrato del padre, no ya de ella como en El zoo de cristal, sino de la pintora mexicana Frida Kahlo. Este es el modelo femenino que se establece. Constantemente se hace alusión a su obra y a su vida. Este cuadro, muestra la imagen del hombre pintado al lado de su cámara de fotos. Acostumbrada a ser retratada por su cámara, Frida invierte la ecuación al apropiarse de la imagen del recuerdo (cuando lo pinta, su padre ya había muerto), al igual que lo hace Antonia en esta obra. También, como en sus autorretratos, se expone y problematiza el vínculo entre adentro y afuera.

Frente al modelo trabajador de su madre, sostén de la familia, Antonia decide dedicarse al ocio. De una manera pasiva, ella se enfrenta a todo. Detesta la superficialidad de los vínculos sociales. Habla incluso de lo ridículo que le parece la idea de viajar, porque no es la manera de conocer lugares. Ni siquiera quiere salir de su casa, no porque sea una mujer tullida o impedida por alguna razón externa, sino porque no quiere. Podría decirse que el “preferiría no hacerlo” de Bartleby, el escribiente es encarnado en su discurso por momentos nihilista. Es alguien que decide salir del sistema de producción, y por ende de la sociedad que lo sostiene, y tiene un discurso consolidado al respecto. Tan fuerte es su palabra, que constantemente se confronta con la de su madre (Susana Pampín), dando como resultado momentos de alta tensión.

La madre es una mujer independiente, moderna y jovial que tiene una personalidad fuerte. Lorenzo, el hermano, en cambio, no. Mientras ellas hablan, discuten y toman decisiones, él se sumerge en su lectura de Moby Dick, cuyo autor, Melville, es también el de Bartleby. El universo femenino que lo rodea, lo oprime. Por eso encuentra en la huida su única posibilidad. El otro hombre que aparece en escena es Maximiliano (Esteban Lamothe), el pretendiente, aparecerá para cuestionar algunos supuestos. Es en el diálogo con éste donde se exacerba una crítica a la sociedad con todas sus contradicciones ya que opera como contrapunto. Él es un chico de barrio que trabaja en una pizzería y en sus ratos libres se junta con amigos.

En la didascalia del primer acto de El zoo de cristal se explica: “El escenario es el recuerdo y por lo tanto no es realista. El recuerdo permite muchas licencias poéticas. Omite algunos detalles, otros se exageran, según el valor sentimental de los objetos que toca, ya que la memoria radica preferentemente en el corazón. Por eso, el interior es bastante oscuro y poético”. En la obra de Romina Paula el ambiente no es realista, es un cubo rodeado por caños que delimitan el departamento. La escenografía, diseñada por Alicia Leloutre y Matías Sendón permite ver como se comunican los espacios, pero los delimita simbólicamente. Tampoco el tiempo es realista, ya que los personajes entran y salen, se cambian de ropa, sin que se sepa cuánto tiempo transcurre entre una cosa y otra. La obra no tiene apagones, su tiempo está todo entero.



FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Elenco: Pilar Gamboa, Susana Pampín, Esteban Bigliardi y Esteban Lamothe
Espacio: Alicia Leloutre y Matías Sendón
Luz: Matías Sendón
Sonido: Ignacio Bouquet
Asistencia: Leandro Orellano
Dirección: Romina Paula

Espacio Callejón - Humahuaca 3759 – Tel: 4862-1167
Miércoles 21 hs.
Localidades: $ 35.-